BENDICIENDO EN LA VEJEZ
- IEBC
- 16 oct 2022
- 3 Min. de lectura
POR CARMEN UMPIÉRREZ
Envejecer es como escalar una gran montaña;
mientras se sube las fuerzas disminuyen,
pero la mirada es más libre,
y la vista más amplia y serena.
Ingrid Bergman

“La Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 66/127, designa el 15 de junio como Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Esta celebración tiene por objetivo expresar su oposición a los abusos y los sufrimientos infligidos a algunas de las generaciones mayores.” Mucho antes que esta organización reconocida mundialmente anunciara esto, hubo otras leyes y preceptos que se opusieron a los abusos y sufrimientos de los y las adultas mayores. En Deuteronomio encontramos “Acuérdate de los tiempos antiguos, Considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán.” Dt 32:7
Deuteronomio dice “considera”, Dios nos invita a considerar, a estimar, a sopesar, a examinar los años. Siglos después se dictan leyes, se promulgan días para que tomemos conciencia de los maltratos y abusos que sufren nuestros adultos y adultas mayores. La CSJN[1], en un informe presentado en mayo del 2021, da cuenta que durante el año 2020 hubo 28 femicidios[2] de mujeres mayores de 60 años.
Entonces podemos ver que la edad puede ser un factor de riesgo para algunas personas, y no un motivo de consideración. En la actualidad se exalta la juventud como un valor en sí misma, “juventud divino tesoro”, el problema radica en que esta es una etapa muy corta del ser humano puesto que, según la OMS, va entre los 10 a los 30 años, o sea, que tenemos un corto periodo de ser jóvenes. Hoy, el promedio de vida ha subido a 72 años para los varones y 79 para las mujeres. Contrariamente de lo que pasaba hace algunos años, se cambió el valor de la ancianidad por el de la juventud. Estamos en una sociedad hedonista e individualista, que nos apremia a vivir como si nunca fuéramos a envejecer, sin embargo, esto es un tránsito asegurado desde que nacemos.
Entonces tenemos que pensar en acumular no solo canas y dolencias, sino también experiencia de vida en relaciones de amor y de respeto mutuo.
La gran pregunta es ¿cómo queremos envejecer?
Podemos acumular años, pero no vínculos ni experiencias saludables.
¿Cuáles son las actitudes que tenemos hacia nuestros y nuestras adultas mayores? A veces nos equivocamos pensando que se vuelven como niños y niñas, sin embargo, esto no es así, son personas que pierden fuerza, vitalidad, energía, pero eso no las infantiliza, ni podemos infantilizarlos.
Hay un principio bíblico que debe regirnos en el trato con las otras personas, tratar a los demás como queremos ser tratados. Como seguidores y seguidoras de Cristo cultivemos relaciones de respeto considerando a los otros y otras.
Hay un día que establece un organismo para la toma de conciencia de los malos tratos, pero como cristianos y cristianas esta acción debe ser diaria. Vayamos contra la corriente, que descarta a las personas entre otras cosas por su edad; vayamos contra el “edaísmo”, que es la discriminación de las personas por su edad.
Trabajemos en contra de los estereotipos que nos imponen: viejo, inactivo, inservible, dependiente, enfermo, etc.
Bendigamos y acompañemos a nuestros y nuestras adultas mayores, sin asfixiar, sin avasallar, respetemos sus decisiones de vida, validemos su palabra.
Que no tengamos únicamente un día para reflexionar en nuestras prácticas.
Mientras nos preparamos en el envejecer, busquemos la gracia de Dios en este proceso.
“Corona de honra es la vejez, si se hallara en el camino de justicia.” Prov 16:31
Sigamos a Jesús en su caminar, busquemos justicia.
[1] Corte Suprema de Justicia de la Nación [1] Femicidio: muerte violenta de una mujer a manos de un varón con el que tiene o ha tenido una relación.
Comments