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EL SILENCIO QUE ME CONTIENE SALMO 62

  • IEBC
  • 1 dic 2022
  • 3 Min. de lectura

POR CARMEN UMPIÉRREZ


Salmo 62

1En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación.

2 Él solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho.

3¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre, Tratando todos vosotros de aplastarle Como pared desplomada y como cerca derribada?

4 Solamente consultan para arrojarle de su grandeza. Aman la mentira; Con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón. Selah

5 Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza.

6 Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.

7 En Dios está mi salvación y mi gloria; En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.

8 Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah

9 Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; Pesándolos a todos igualmente en la balanza, Serán menos que nada.

10 No confiéis en la violencia, Ni en la rapiña; no os envanezcáis; Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.

11 Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es el poder,

12 Y tuya, oh Señor, es la misericordia; Porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.


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Este salmo me gusta porque tiene el efecto de serenar mis pensamientos invitándome a la reflexión. Comienza situándome en lo importante y fundamental: mi alma se acalla, se serena, deja de gritar en Dios. Las mujeres estamos acostumbradas a que nos acallen bajo falsos argumentos: que no sabemos, que expresamos ideas sin importancia, que somos inexpertas en ciertos temas y muchas cosas más. Pero en este salmo no se expresa el silenciar de esa manera, no tiene que ver con quitar nuestras voces. Cuando el salmista utiliza este término, no lo hace desde el imperativo, sino desde la certeza que invita a pensar que en Él, todo cuanto esté a los gritos dentro de mí, puede encontrar paz. Me viene a la mente cuando me siento en el ojo de la tormenta, los ruidos de las olas, los truenos, los relámpagos, y en medio de ese caos que me supera, Jesús se pone de pie, calma la tempestad y se hace gran bonanza. Entonces se acalla mi alma, mi mente encuentra sosiego y la vertiginosidad de lo que sucede, empieza a perder fuerza.

Él es mi roca y eso significa que puedo hacer pie nuevamente en un lugar seguro. En estos tiempos en que todo gira alrededor a gran velocidad, me pregunto: ¿Qué va a pasar? ¿Cómo será lo que viene de aquí en adelante? En este momento es cuando el salmo nos dice: “Es roca fuerte y refugio, no resbalaré, no resbalarás, es mi esperanza y tu esperanza”. Tomemos ánimo, acallemos nuestras almas, reposemos, descansemos porque Él nos ha demostrado que busca nuestro bien.


La palabra que se traduce en reposo significa estar callada, hacer silencio porque Él es quien salva. Es humano que los problemas afecten, pero es ahí donde nos invita el salmista a hacer pie en la roca, la cual no se mueve y se convierte en un lugar seguro donde pararse. De esta manera, el silencio se transforma en un espacio de contención y abrigo, al igual que esos abrazos que tanto extrañamos, que nos rodean, nos contienen y nos protegen. El desafío es poder acallar nuestras almas en Dios, ejercitarnos en reposar en Él, confiando que parados en esta roca no seremos conmovidas o conmovidos. El salmista repite varias veces “solo” y “solamente”, a manera de recordar donde debe estar basada nuestra confianza. El ejercicio de la fe es algo constante, por lo menos en mi vida he aprendido este entrenamiento constante de recordar de donde me sacó Dios, cómo me ha sostenido y me sostiene. Esto me ayuda a enfrentar lo que viene, recordar que “solo y solamente” mi alma y mi ser han encontrado sosiego en Dios, y así también me quita el peso de tener que “parecer”, en vez de ser. No hay imagen que sostener, no hay apariencia, mi alma se sosiega en Él, es ahí donde encuentro descanso y refugio, es en su confianza en donde puedo ser contenida.

La invitación es entender que en tiempos de incertidumbres que provocan ansiedades, “Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte y mi refugio”.

 
 
 

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