MI CUERPO COMPATIBLE
- IEBC
- 1 dic 2022
- 4 Min. de lectura
POR LORENA JUÁREZ
Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud.
Colosenses 2:9

No quisiera hablar del covid-19, ya se dice mucho y seguiremos escuchando mucho más. Trataré de no mencionarlo aunque a mitad de estos párrafos, tal vez me distraiga y algo diga.
El fin de semana, salimos a dar la vueltita permitida con mi hija. Adelante, mi esposo con ella y unos metro atrás, yo con mi perrita. Disfrutamos mucho el frío en la cara y la movilidad de las piernas. Miraba cada detalle de la baldosa, de las hojas caídas y buscaba ver algún transeúnte en la vereda de enfrente. Dimos la vuelta por la calle Bolívar y vimos a una mujer de espaldas que esperaba en la parada del colectivo, la miré pero no esperaba reconocerla detrás del ‘tapa boca”. Era mi amiga. - ¡Lili! - grité sin planearlo (necesariamente porque el barbijo me saca algunas frecuencias).
Vi la alegría y la sorpresa en sus ojos e inmediatamente la incomodidad del “no abrazo” y del “no beso”. Intercambiamos algunas frases y dijimos adiós con la mano. Al regresar a casa y luego de la batería de las desinfecciones correspondientes, miré el celular y nuevamente “me encontré” con Lili, con su mensaje:

Como no pensar en mi cuerpo y la necesidad de ese abrazo, ¿Será que el cuerpo nos pide? ¿será que lo limitamos todo a eso? ¿nos da miedo que la corporeidad se desvanezca ante lo virtual? ¿Lo virtual es real, es un espejo de lo real? Tal vez el abrazarnos (juntar los cuerpos y entrelazar los brazos) nos permite sentirnos reales, muy cercanos y con la gravedad necesaria de nuestros volúmenes, para darnos también calidez. La proxémica[1] tal vez definida o clasificada por nuestra cultura y nuestro entorno, se ve desafiada con estas preguntas, porque para nosotros los latinos ese espacio entre uno y los demás es pequeño, así estamos cómodos. Creemos que distancias cortas nos permite entablar amistadas amorosas y alejarnos de la “mezquindad” del gesto distante. Por eso tal vez nuestro cuerpo se preocupe. El “no contacto” nos desafía a amarnos de otras maneras, o a entenderlas como formas válidas de amor.
Las expresiones físicas de los afectos cambiarán, lo afirmo pero en realidad me lo pregunto. ¿Cambiarán completamente?, no creo ¿Necesitaremos ser compatibles a esa posibilidad? Seguramente. Un beso, una caricia, un abrazo, o toda aquella representación a través del cuerpo en líneas generales nos ayudan a expresar el amor[1]. Y mi cuerpo se preocupa… y en este momento me corrijo porque no debo sucumbir al pensamiento cartesiano que me interpela con divisiones de mi ser. Porque me olvido de repente, que amo con mi cerebro y abrazo con mi idea de lo que es abrazar.
Cuántas familias separados geográficamente en tiempos de guerra, de hambre y exilio, amaron sin la virtualidad de la posmodernidad. Cuántos seres queridos en el descanso eterno nos siguen amando y amamos “tangiblemente” nosotros aun con vida. Si de algo podría preocuparse mi cuerpo es del COVID-19[1], o de otros tantos males que también pueden matarlo, como la violencia, la indiferencia, la injusticia… pero no de la falta de amor.
Nuestro Señor, nos enseñó el amor más allá de aquellas expresiones convensionales como el beso y el abrazo (que igualmente tanto bien nos hacen y vitalizan). Entonces me desafío a mi misma a entender el amor y a orietar la preocupación de mi ser (ya no solo de mi cuerpo) por aquellas otras cosas que me deben ayudar a crecer y adaptarme para poder seguir amando. Nuestros cuerpos y nuestras subjetividades (¿nuestras formas de ser?) no son universales, son históricas, se constituyen en el seno de una determinada cultura y posiblemente necesitamos hacernos “compatibles”[1], en medio de esta presión histórica que estamos viviendo, no solo con las nuevas tecnologías que utilizamos o que estamos aprendiendo a utilizar, sino también con los modos de vida que estas tecnologías y la misma virtualidad nos propone (¿impone? ¿estimulan?)
Compativilizar no es estar conectada necesariamente, sino saber que tenemos algo nuevo donde pararnos y vivir, tal vez entenderlo sea una puerta para seguir amando. Vuelvo al día sábado, justo antes de tener todos estos pensamientos, cuando me encontré con Lili en el celular. Lo recuerdo bien y quiero ser sincera, ese mensaje me abrazó tiernamente.
[1] La proxémica se refiere al empleo y a la percepción que el ser humano hace de su especio físico, de su intimidad personal y cómo y con quién lo utiliza. [2] Permítanme aclarar “en líneas generales”, ya que un contexto diferente, las mismas expresiones pueden expresar abuso, violencia. Una caricia en el brazo de otro puede generar consuelo o bien puede interpretarse como un gesto desubicado también. [3] COVID-19 Virus también conocida como enfermedad por coronavirus e incorrectamente como neumonía por coronavirus, es una enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2.. Produce síntomas similares a los de la gripe, Al final lo mencioné, era necesario. [4] Metáfora tecnológica
Comments