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REFLEXIONES PARA EL ADVIENTO…   EMMANUEL, DIOS CON NOSOTROS 

  • IEBC
  • 3 dic 2022
  • 5 Min. de lectura

POR THOMAS YACCINO

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Con la comercialización de la navidad y conexión fuerte que hacemos con las compras, decoraciones, árboles, vacaciones y encuentros familiares, etc, fácilmente se nos puede escapar el verdadero y radical significado de este hecho histórico de la venida de nuestro Señor y Salvador. El Adviento (en latín: adventus redemptoris, ‘venida del Redentor’) es el primer período del año litúrgico cristiano, y consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Cristo. Su duración integra necesariamente los cuatro domingos más próximos a la festividad de la Natividad. Por las próximas 4 semanas, como comunidad de fe, debemos pausar y reflexionar en los aspectos más radicales de la encarnación de Dios que llamamos Navidad.


Lectura de la Palabra


Todo eso sucedió para que se cumpliera el mensaje del Señor a través de su profeta: «¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que significa “Dios está con nosotros».

Mateo 1:22-23

Nueva Traducción Viviente (NTV)

[Isaías 7:14]

“El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del Hijo único, que vino del Padre, lleno de gracia y de verdad”

Juan 1:14


“El Dios que está Cerca”

El nombre Emanuel aparece dos veces en las escrituras Hebreas y una vez en el Nuevo Testamento. En el griego está escrito Emmanuel. Es uno de los nombres más consoladores dados a Jesús, con la traducción literal de “Dios está con nosotros”. Dios es presente y se caracteriza por ser un Dios conectado consigo mismo y con toda su creación. La Trinidad, el Dios trino, el Gran 3 en 1 - Padre, Hijo y Espíritu Santo - refleja la naturaleza divina de estar conectado íntimamente consigo mismo, modelando comunidad perfecta, unidad y armonía en diversidad. En Génesis vemos un Dios creador que se acerca a su creación, Él está íntimamente conectado con todo lo creado sobre la tierra y aun más con su creación especial, nosotros, los seres humanos. Él ensucia las manos formándonos del polvo de la tierra y acercando tanto al hombre, que hasta sopla vida en la nariz de Adán. ¡Formó a Eva, el ser femenino, sacando una costilla de Adán! Dios creador, íntimamente cerca y conectado a su creación.

Cuando el ser humano pecó contra Dios en desobediencia, y con el deseo de ser como Dios, rompió esa relación perfecta, alejó y separó lo que desde la creación fue diseñada para estar cerca. El pecado de Adán nos separó de Dios porque prácticamente lo que comunicó a Dios fue: No te necesitamos, podemos juzgar el bien del mal y controlar nuestro propio destino.

Ese pecado produjo la caída cósmica y quebrantamiento de todas las cosas. Pero nuestro Dios de amor ingenió un plan para redimir y rescatarnos junto con todas las cosas, para cerrar la brecha que nosotros mismos abrimos. Su plan redentor de Génesis, a través del Antiguo Testamento hasta los evangelios, claramente demuestra como Dios nos acerca… Desde la formación de su pueblo con Abraham, Dios ha demostrado que es un Dios que está cerca. El nacimiento de Jesús, que celebramos en esta época de Adviento, es la corona de su plan… Cuando Dios se hizo hombre en el nacimiento, demostró hasta qué punto llegaría para reparar lo que había sido roto y separado…

“Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos, adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano”.

Filipenses 2:6-7


Él tomó el paso inconcebible de venir a nosotros, Él abrazó lo finito, llegando a ser susceptible a todos los dolores, tristezas y frustraciones de la realidad del ser humano en un mundo quebrantado. Se hizo vulnerable y hasta experimentó las tentaciones y el poder distorsionado del pecado. Se nos acercó tanto, que se hizo uno de nosotros para cerrar la brecha que el pecado abrió. Después de cargarse con nuestros pecados y morir en la cruz, Jesús resucitó, acercándonos nuevamente. Y antes de ascender, a través de los apóstoles, Él nos encargó la misión de continuar llevando a cabo su plan de redención, proclamando las Buenas Nuevas a todo el mundo en palabras y demostraciones de su amor. Nos empoderó a participar en esta misión enviando el Espíritu Santo, quien nos acercó y nos ungió con su poder. El Dios cercano nos infundió consigo mismo, llenándonos con el Espíritu Santo para capacitarnos a ser sus instrumentos de transformación en la tierra. Juntos, como su cuerpo, todos nosotros formamos la iglesia, entregados a Jesús.

Dios nos une como el cuerpo de Cristo para acercar al mundo. Nosotros representamos Emanuel hoy en el mundo. Dios con nosotros se hace presente en el mundo hoy a través de la comunidad de fe, compuesta por cada persona que entrega su vida a Jesús el Redentor. Él encarnó en este mundo, naciendo en un pesebre para demostrar cuan profundo, cuan ancho y cuan alto es el amor de Dios. Durante este Adviento reflexionemos en que el Redentor nos acercó, vino al mundo para salvarnos e invitarnos a seguir su misión de acercar todo lo que está quebrantado y separado de Él, para mostrar el Camino de regreso… Emanuel, Dios está con nosotros, por ende, nosotros con Dios estamos con el mundo. ¡Acerquémonos, pues!

“Imitamos a Cristo Jesús… acerquemos al mundo que está separado de su amor…”


El Adviento es un periodo de preparación para celebrar la venida, el acercamiento milagroso de Dios con el mundo. Dios demostró su gran amor para la creación, y para con nosotros su creación especial, encarnándose en forma de un siervo, nacido como ser humano. Nos envió el Espíritu Santo después de morir, resucitar y ascender para estar con nosotros. Y nos llama a dar seguimiento a su misión redentiva en el mundo. Las preguntas a ponderar en esta primera semana de Adviento es: ¿Cuán fieles estamos siendo con este llamado? ¿Estamos acercando los que aún están separados de Dios? ¿Expresamos la bienvenida o el rechazo a otros con nuestra postura? ¿Estamos encarnados en los contextos donde Él nos ha puesto para ser sus representantes y mensajeros, proclamando el Evangelio y demostrando su amor? ¿Nos sentimos separados del mundo por nuestra “santidad”, o con el poder del Espíritu Santo que nos capacita para poder acercar el mundo con el amor de Dios con el que estamos siendo santificados?

Nuestro Dios emprendió un plan, una misión de restauración completa en toda la creación, en la cual su principal metodología es el acercamiento… El clímax de su plan de salvación fue en la encarnación, la palabra hecha hombre, pero visto en todo su esplendor esa noche por solo un grupo de pastores de campo- gente de la tierra, común y corriente... pues, más que una historia bonita, representa un modelo de misión para su pueblo, nosotros…

 
 
 

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